Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con deslumbrante maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas https://laytnvhbc421820.bloggip.com/38710885/el-cabezazo-de-zidane-que-marcó-la-final-del-mundial